Sin duda, si hay una época fácilmente
identificable con solo echar una mirada a la moda, es la década de los 80. Aquellos maravillosos años para tantas
personas que la vivieron desde dentro, donde observamos el contraste más absoluto
entre una época y otra.
Una época de liberación,
expresada en su máximo exponente por los jóvenes y adolescentes, que encuentran
en la moda la manera de expresar sus sentimientos, su deseo de independencia e
individualismo, sus ansias de libertad tras años de ciertas represiones,
llevado siempre al extremo, ocasionando a menudo disputas y desacuerdo entre
ellos y sus padres, que podían llegar a verlo como un escándalo.
Época de excentricidades por
excelencia, de prendas superiores grandes y al mismo tiempo pantalones ceñidos que
marcaban la tendencia. De paleta de colores vivos, brillantes, de neón, casi
dolorosos a la vista. Cuanto más excéntrico mejor. Solían utilizar joyas de plástico, con variadas formas
geométricas, grandes y de colores mezclados, que contrastaban enormemente con
la estética de las joyas utilizadas por las mujeres de más edad, mucho más
elegantes.
La moda de aquellos años se vio
muy influenciada por artistas y cantantes que expresaban mediante su música la
misma rebeldía. Miles de jóvenes imitaban a sus artistas favoritos y usaban sus
mismas ropas y peinados, entre los que podíamos encontrar melenas de leona,
grandes cardados, coletas a un lado, rubios platino y laca, toda la laca del
mundo.
Como prendas básicas, en el
armario ochentero no podían faltar cazadoras vaqueras y de cuero, leggins (por
aquel entonces mallas), minifaldas,
vaqueros desgastados, camisetas XXL, medias de rejilla y pantalones ajustados.
El maquillaje no se quedaba atrás,
marcados pómulos rosados, labios rojos, uñas largas y pintadas y sombras de
ojos de colores tan vivos como la época en sí.
Estrellas internacionales como Madonna,
Cindy Lauper, Brooke Shields y en el plano nacional, Alaska, se convierten en
iconos de la moda y comienzan a ser imitadas por miles de adolescentes, que
intentan crear su propio estilo siguiendo las tendencias que ven en la
televisión y sobre los escenarios.
Comienzan a formarse agrupaciones
o “tribus urbanas” y cobran auge aquéllas formadas en la década anterior. Grupos de jóvenes que comparten estilismo y forma de vida, entre ellos los estilos
heavy, punk, hippie o rockero, introduciendo cada uno de ellos ciertas
variaciones en sus vestimentas, pero sin perder la esencia básica ochentera.
En España, el movimiento
contracultural conocido como La Movida
Madrileña surge a finales de la década de los 70, pero encuentra su punto
álgido durante los 80, fuertemente
influenciado por la Transición Española y el cambio de gobierno. Sin duda, el
fin de una era y el comienzo de otra, que se vio reflejado nuevamente en la
música, el arte y por supuesto, la moda.
Pedro Almodóvar, director de cine
y considerado máximo representante del séptimo arte de la época, dijo de ella:
“Hay un momento en que de pronto la gente pierde el
miedo, a la policía, a los vecinos, a la propia familia, al ridículo, a uno
mismo”.
0 comentarios:
Publicar un comentario