En la década de los ochenta, los jóvenes y no tan jóvenes
comienzan a dar importancia a su estado físico, asentándose el culto al cuerpo
a través de entrenamientos y dieta sana.
Personajes públicos como Jane Fonda o Eva Nasarre en nuestro país, aparecen
como imágenes televisivas de programas en los que realizan gimnasia y clases de
aeróbic y enseñan al público que las sigue cada día a realizar los ejercicios
en su propia casa.
Las presentadoras aparecían en televisión vistiendo mallas
de colores chillones, bodys ajustados, cintas en el pelo y calentadores que se
colocaban sobre las mallas.
El éxito de estos programas, sumado al estreno de películas
de baile como “Fame” (1980) y “Flashdance” (1983), cuyo éxito fue rotundo,
extrapolaron el atuendo deportivo y promovieron la moda de usar la ropa de
baile como prendas de vestir. Así, era fácil y cada vez más habitual ver por la calle a las jóvenes con las mallas de colores y calentadores sobre ellas,
combinadas con sudaderas y camisetas
anchas, a las que cortaban el cuello y dejaban caer sobre un hombro,
observándose nuevamente cómo los jóvenes imitan a sus ídolos, en su afán de parecerse
a ellos, mientras tratan de forjar su personalidad.
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